En las últimas décadas, los argentinos debieron
ejercitar una gimnasia en ocasiones tan difícil como necesaria:
la memoria. Tanto en el plano personal como colectivo, el olvido
o su cómplice, la negación, puede tener unas consecuencias
nefastas que la historia nunca se cansa de remarcar. Esto, de alguna manera, es lo que viene a decirnos Memorias del río
inmóvil último Premio de Novela organizado por Clarín y que permite apreciar la obra de Cristina Feijóo, una narradora
que, si bien no es nueva puesto que ya tiene un libro de relatos publicado y varios premios y presencias en antologías, al menos sí la conecta con un público mayor. En su historia personal, Feijóo no duda en destacar que fue presa política en dos oportunidades (entre 1971 y 1973) y entre 1976 y 1979), además de vivir en el exilio desde su última liberación hasta 1983.
Estos datos obviamente, no son menores: la autora, más allá de su producción estética es una mujer que ha estado profundamente comprometida con su tiempo, llegada la hora de los resultados, esto puede no significar mucho. También el talento cuenta. Siempre y por fortuna este es el caso de Memorias del río inmóvil, sin duda uno de los mejores documentos narrativos que toman como referencia nuestra historia relativamente reciente.
La protagonista, Rita Rivero, mediados los años 90, intenta por todos los medios llevar adelante su vida plagada de dolores e infortunios. Tanto ella como su pareja, Juan fueron militantes en la década del 70 y por ello debieron pagar un duro precio. Juan
con siete años de cárcel,
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Estos datos obviamente, no son menores: la autora, más allá de su producción estética es una mujer que ha estado profundamente comprometida con su tiempo, llegada la hora de los resultados, esto puede no significar mucho. También el talento cuenta. Siempre y por fortuna este es el caso de Memorias del río inmóvil, sin duda uno de los mejores documentos narrativos que toman como referencia nuestra historia relativamente reciente.
La protagonista, Rita Rivero, mediados los años 90, intenta por todos los medios llevar adelante su vida plagada de dolores e infortunios. Tanto ella como su pareja, Juan fueron militantes en la década del 70 y por ello debieron pagar un duro precio. Juan
con site años de cárcel,
y Rita con el exilio. Un día, frente al río en el puerto de Olivos, Rita descubre a un hombre que creía muerto. No es un hombre
común, sino Floyt, ahora un linyera, pero también un nexo ineludible con su pasado con Juan, y con todos los fantasmas
que habitan su presente. Allí frente a ese río presuntamente inmóvil. Rita irá descubriendo que las cosas sólo se mantienen
fijas en la voluntad de quien así quiere verlas, pero en realidad todo admite otra lectura. Mientras intenta ocultar sus señas
de identidad, la militancia y el exilio, Rita toma contacto con gente que lava dinero, con un homosexual que sospecha de su madre, con desesperados de todo tipo que se cuentan el cuento de la felicidad sin llegar a creérselo del todo. Paralelamente, Rita se hunde con su propio sueño con Juan, un ingeniero agrónomo que se ve ceducido a vender axcrementos
vacunos para
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una multinacional (toda una metáfora).
Por supuesto, Rita se da cuenta de que el mundo que la rodea está conformado por sobrevivientes. No es poco. Aunque
resulte una verdad de Perogrullo, sobrevivir está por encima de vivir.
Para quienes atravesaron los llamados años de "la guerra sucia", el presente puede llegar a ser un capricho sin sentido. La
adaptación resulta una marcha forzosa donde no siempre se acepta con convicción aquello que se presenta. Para los
sobrevivientes hay un antes, y el después debe construirse con esfuerzo de prestidigitador.
Cristina Feijóo acierta también en el tono que le imprime a su novela. Capítulos breves, un lenguaje que no deja de lado cierto
lirismo -sobre todo en los encuentros con Floyt- pero que es seco y directo cuando conviene hacerlo. Los diálogos no dejan de
sorprender incluso cuando la autora parece secretamente reirse de sus propios recursos ("El diálogo visto desde fuera me
resulta desvastadoramente kitsch"m, página 20.
En síntesis Feijóo construyó en Memorias del río inmóvil una novela que es un ajuste de cuentas también con la
historia y que de algún modo, viene a saldar una deuda con las temáticas tocadas por nuestra literatura. Como bien afirma
en la feliz frase final, puede hacerlo desde la perspectiva de los "inmortales, como una vez fuimos nosotros"
.
CHRISTIAN KUPCHIK
Revista Elle, enero de 2002
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